BRUSELAS

Flamencos y valones (belgas francófonos) conforman, no sin fricciones, la población de Bruselas, uno de los centros económicos y políticos de la Europa comunitaria.
Bruselas (en francés Bruxelles y en flamenco Brussel) es la capital de Bélgica y de la provincia belga de Brabante. Está situada en el centro del país, sobre el valle del río Senne.
La región donde se asienta la ciudad fue ocupada en el siglo VII por los francos, aunque hasta el XI, cuando los condes de Lovaina se instalaron en el Condenberg, posterior plaza Real, no se levantaron las primeras murallas.


Bruselas fue desde el principio un importante nudo comercial de las rutas Brujas-Colonia y Amberes-Nivelles, por lo que a finales del siglo XIV, el duque  Juan II de Brabante concedió a la ciudad el derecho a administrarse por sí misma. Se e establecieron manufacturas textiles y el crecimiento urbano hizo necesaria la construcción de una nueva muralla.

Bruselas es sede de un arzobispado y tiene una universidad y diversas instituciones culturales, como el instituto Real de Metereología, la Sociedad Real Belga de Geografía y los museos reales de Arte Moderno, Arte Antiguo y Arte e Historia.



En torno a la Grand -Place se levantan los principales monumentos de la ciudad: el Palacio Municipal (gótico flamígero brabanzón, de 1402), la Torre y la Casa del Rey. Otros monumentos destacables son la Plaza Real, del siglo XVIII, la Biblioteca Real, la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, las iglesias de Nuestra Señora de la Capilla, San Pedro y San Juan Bautista, la puerta del Hal, los restos de las murallas del siglo XVI y la casa de Erasmo, además de la famosa fuernte de Menneken Pis. Entre los edificios modernos merece citarse el Atomium, enorme estructura esférica sede del Euratom.

La Grand Place: todo viaje a Bruselas debe incluir una visita a La Grand Place, aunque sólo sea para abastecerse de galletas o bombones belgas.

 Este sobresaliente legado del pasado gótico y renacentista de la ciudad es un monumento a los valores e ingenio de los artesanos y mercaderes que forjaron la prosperidad de Bruselas.

Manneken Pis (niño que orina): en Bruselas no se puede evitar a este célebre niño, que orina con la despreocupación propia de los más pequeños. Está retratado en postales, camisetas, llaveros y sacacorchos, entre otros objetos, así que merece la pena ver en persona esta pequeña estatua de bronce y hacerle una fotografía.

Hay varias leyendas circulando acerca de esta estatua de bronce de tan solo 50 centímetros. Una de ellas cuenta que mientras la ciudad de Bruselas era sitiada en el siglo XIV, los soldados invasores colocaron mechas alrededor de la muralla para destruirla en mil pedazos. Fue entonces cuando nuestro pequeño amigo se le ocurre la graciosa idea de mear encima de las mechas apagando la chispa y terminar venciendo de esta manera a los invasores.
Muy curiosa la leyenda!!!!

Atomium: esta gigantesca maqueta de una molécula de metal se erigió como Casa de Bélgica en la Exposición Universal de Bruselas de 1958.